AUTOCONFIANZA

Definición

Confianza es definida en el diccionario como cualidad que puede entenderse como esperanza o seguridad en una persona,institución o cosa. También, en segunda acepción como seguridad en sí mismo (y en este caso se habla de autoconfianza). La autoconfianza produce ánimo, aliento y vigor para obrar. Está emparentada con la autoestima (autoestima es la percepción evaluativa de sí mismo), pero se diferencian en que esta no incita a la acción. Es la condición previa.

La confianza de los niños en ellos mismos está influenciada por las expectativas de los padres, y de los maestros. Se ha podido comprobar con el experimento, tantas veces repetido, del test de inteligencia realizado en una clase y cuyos resultados fueron cambiados al azar, señalando y advirtiendo a los maestros y padres que los cuatro niños a,b,c,d, eran superdotados . Tres años mas tarde y en la misma clase se repite el test estos niños elegidos al azar a,b,c,d, obtienen realmente las puntuaciones mas altas. Las expectativas hacen crecer . Nuestra imagen se forja en el espejo de los otros.

Las relaciones de confianza se pueden edificar cuando los niños saben que los padres y maestros los valoran y creen en sus habilidades.

En vez de alabar a los hijos por lo que han hecho (“¡Buen trabajo!” “¡Buen ayudante!”), traten de reconocer qué están haciendo (“Estás cargando los platos con mucho cuidado al fregadero.” “Recordaste que los cubiertos necesitan enjuagarse antes de lavarse.”) Esto ayuda a los niños a enfocarse en edificar su confianza en lo que están haciendo, en vez de buscar la aprobación y alabanza de lo que han hecho.

El término autoconfianza se utiliza en la terapéutica de la conducta.

Cinco pasos para construir autoconfianza en los niños

  • Paso 1: Evite las declaraciones negativas sobre el niño: “pero que malo eres”
  • Paso 2: Identifique sus propios problemas : “si pones orden en la mesa antes, trabajarán mejor”
  • Paso 3: Auto Afirmación “pregunte al niño a la vuelta del colegio ¿Qué es lo que mejor te ha salido hoy”
  • Paso 4: Crea en él: “si tu lo dices, verdad será”
  • Paso 5: Perseverancia : la contrucción de la autoconfianza no es cuestión de un día. Se labra día a día durante años, es cuestión al principio de los padres, llegados los 7 años, será cuestión del niño seguir incrementando su autoconfianza, siempre con el respaldo de los padres y maestros.

Frases de autoconfianza

  • Nadie puede hacerte daño a menos que tú se lo permitas. (Autor desconocido)
  • No te preocupes por si estás haciendo o no investigación, simplemente busca.
  • Dios ayuda a quien se ayuda. (Benjamin Franklin)
  • Quien tiene confianza en si mismo va a ganar la confianza de los demás. (Leib Lazarow)
  • Hay demasiadas personas que sobrevaloran lo que no son y subestiman lo que son. (Malcolm S. Forbes)
  • Tus posibilidades de éxito en cualquier proyecto siempre se puede medir por tu confianza en ti mismo. (Robert Collier)
  • La autoconfianza es la memoria del éxito. (Autor desconocido)
  • Una clave importante del éxito es la confianza en sí mismo. Una clave importante de la autoconfianza es la preparación. (Arthur Ashe)
  • La confianza en sí mismo es el primer requisito para las grandes empresas. (Samuel Johnson)
  • La seguridad en sí mismo es dos tercios de tu éxito. (Proverbio)
  • Yo siempre buscaba fuera de mi la fortaleza y la confianza, pero viene de dentro. Todo el tiempo ha estado allí. (Anna Freud)
  • El barro puede tapar un rubí, pero no lo mancha (proverbio chino)
  • Solo se tiran piedras al árbol cargado de frutos (proverbio árabe)

Confianza en sí mismo

La confianza en sí mismo es el convencimiento de que uno es capaz de realizar con éxito una tarea o elegir el enfoque adecuado para resolver un problema. Supone emprender nuevos retos con una actitud de confianza en las propias posibilidades, decisiones o puntos de vista.

La persona se caracteriza por mostrar confianza en sus capacidades, decisiones, opiniones y resoluciones; desafiar los problemas y no los derivarlos; trabajar con un mínimo de supervisión; defender los puntos de vista con firmeza mostrándose convencida de que el éxito depende de sí mismo poniéndose en evidencia una actitud de “yo puedo”.

Las personas que confían en sus propias posibilidades suelen considerarse individuos eficaces, capaces de asumir desafíos y dominar tareas. Se ven así mismos como catalizadores, promotores e iniciadores cuyas habilidades les colocan por encima de la media. Conocen sus fortalezas y debilidades, y actúan apoyados en sus fortalezas para minimizar o resolver sus debilidades

Otras competencias que se trabajan junto con la confianza en si mismo son el aprendizaje continuo y la responsabilidad.

Nivel de consecución de competencias

  • Capacidad para buscar nuevas responsabilidades, hablar cuando no se está de acuerdo con los superiores, clientes o personas ubicadas en una posición superior, expresando los desacuerdos de forma educada y presentando la posición de forma clara y segura.
  • Capacidad para tomar decisiones o actuar sin necesidad de consultar.
  • Capacidad de trabajar sin requerir supervisión, mostrar seguridad en sí mismo y aparecer seguro ante los demás.

Conductas específicas

  • Sostener sus ideas y puntos de vista con fundamento y criterio ante interlocutores de todos los niveles.
  • Argumentar con convicción aunque contraríe los criterios expuestos por sus superiores.
  • Actuar con eficiencia y seguridad en los cambios de la rutina laboral.
  • Ante acciones arriesgadas ver los puntos positivos y tomar la responsabilidad de llevarlas a cabo.
  • Trabajar con convicción para el cumplimiento de sus objetivos.
  • Implementar acciones nuevas si se consideran necesarias para realizar la tarea asignada.
  • Presentarse a los interlocutores con seguridad y convencerles o obtener lo necesario sin dificultad.
  • Actuar con seguridad en los cambios de la rutina laboral.

Edificando la Confianza de los Niños en Sí Mismos

  • Responda positivamente. Hay algunas maneras de animar la confianza en sí mismos de los niños. Por ejemplo diciendo: “Como te estás divirtiendo bañando a tu muñeca.”, “Es tu turno de bañarte,” y “Vamos a escoger un juguete para el baño.”
    Algunas veces los padres tienen pocas expectativas de sus hijos.
    Esto previene a los niños a desarrollar habilidades que pueden ayudarles a edificar la confianza en sí mismos. Otras veces los padres tienen muy altas expectativas de sus hijos. Estos padres pueden tener metas no realistas para sus hijos y los presionan a llevar a cabo un nivel irrazonable.
  • Sea un ejemplo para sus hijos.
    ¿Cómo ve y responde a sus hijos? ¿Trabaja con sus hijos, no contra ellos? Los padres restrictivos enfatizan la severidad y obediencia. Frecuentemente corrigen y castigan a sus hijos y los desaniman a explorar sus alrededores. Los padres permisivos demandan muy poco y les dan a los hijos tanta libertad como sea posible.
    Los niños de estos dos tipos de familias son menos motivados a alcanzar sus metas y menos independientes. Los padres que son tiernos y amorosos, pero firmes, ponen razonables límites de guía acerca de lo que esperan de sus hijos. Esto ayuda a los niños a tomar decisiones, resolver sus propios problemas, y estar más seguros de sí mismos. Las relaciones de confianza se pueden edificar cuando los niños saben que los padres los valoran y creen en sus habilidades. Y como resultado, los niños tienden a sentirse importantes, capaces, y confiados en sí mismos.
  • Brinde un ambiente enriquecidamente accesible.
    Si el hogar está centrado en el niño, puede darle la oportunidad de usar sus habilidades intelectuales, sociales, y físicas; y de edificar su confianza en sí mismo. Por ejemplo, cuando el material para hacer dibujos se guarda en cajones bajos, los niños pueden tomarlos y usarlos sin preguntar.
    Esto da a los niños la oportunidad de tener responsabilidad por los materiales y ayudar a guardarlos cuando terminen de usarlos. El mirar los libros y leerlos se puede promover si se tienen disponibles libros favoritos y se arreglan en una área confortable y bien alumbrada.
  • Una Nota de Alabanza Los padres bien intencionados pueden estar muy entusiasmados acerca de los logros de sus hijos y repetidamente los alaban por lo bien que se desempeñan. Esto puede resultar en la disminución del sentimiento de confianza en sí mismos de los hijos siendo que dependen de los padres para juzgar sus habilidades.
    La confianza en sí mismos es una parte importante para el desarrollo sano de los niños. Los padres pueden ayudar a desarrollar la confianza en sus habilidades por medio de sus experiencias diarias.
  • Considerar sus actitudes que animan o desaniman la confianza en sí mismos de los niños.
  • Pensar acerca de sus expectativas, prácticas como padres, y el ambiente familiar que puede influenciar la confianza en sí mismos de los niños.
  • Observar la confianza en sí mismos de sus niños y las maneras en que usted puede promover este comportamiento.
    El alentar a un niño, el darle ánimo, es uno de los grandes instrumentos que tienen los padres a su disposición para ayudar a sus hijos en su crecimiento, para ayudarlos en el aprendizaje y aceptación de nuevas actividades y responsabilidades, según dice la doctora Roberta Maso-Fleischman (Directora de la Escuela de Educación y Profesora de Educación y Antropología en la United States University)

¿Cómo dar ánimo y confianza?

  • Lo más importante es que Ud. crea en su hijo y que Ud. le tenga confianza. Si no existe esta confianza, su intento para alentarlo o darle ánimo va a sonar falso.
  • Busque “la mejora” y no “la perfección”. Este es un punto fundamental, recuerde que su hijo está en un proceso de crecimiento y aprendizaje y que lo quiere animar a querer hacer la tarea o a querer aceptar la responsabilidad e intentar hacerla cada vez mejor. No busque que lo haga perfectamente.
  • Enfoque en el esfuerzo más que en el resultado. Puesto que no estamos buscando “la perfección”, vamos a alentar al niño en “su esfuerzo”. Lo que cuenta es que el niño se está esforzando por hacerlo mejor.
  • Las equivocaciones no significan fracasos. Es importante que examinen lo que esperan de su hijo, si esperan “la perfección” no le van permitir equivocarse. Si lo que esperan de su hijo es su interés en querer aceptar una tarea o una responsabilidad y cumplirla, comprenderán que las equivocaciones son parte del proceso y que hay que seguir dándole ánimo para que siga adelante.
  • Ayude al niño a desarrollar la valentía de ser imperfecto. En este proceso de desarrollo hay que transmitirle al niño que uno se puede equivocar, que él no tiene que ser perfecto. El saber que uno no es perfecto, pero que, no obstante, uno vale, es un componente básico de una sólida autoestima.
  • Sobrepóngase a su propio pesimismo y sentimientos de minusvalía. Examine sus sentimientos relativos a sus propios logros y equivocaciones y no deje que estos sentimientos empañen su visión de su hijo o la ayuda que Ud. le está brindándo cuando le está dando ánimo.
  • Estimule al niño y dele ánimo pero no le exija demasiado. Deje que el niño de la pauta. Analice lo que esperan de su hijo. No espere de él lo que él no puede dar. Esto convierte el “dar ánimo” en una exigencia.
  • Cuando esté dando ánimo separe el “SER” del “HECHO”. Imagínese a su hijo compuesto de dos areas o partes.
    Un área es el área de SU SER, de su persona, a la cual le transmitimos que SIEMPRE lo vamos a querer, SIEMPRE va a ser importante para nosotros….que él, como persona, es muy valioso y que tenemos confianza en él.
    La otra área es la de lo que él HACE – esta es el área de los intentos, las equivocaciones y los logros.
    El creer en el hijo, el tener confianza en él, va dirigido a su SER.
    El dar ánimo va dirigido al área de los HECHOS.
    En resumen, a través de un gesto, un abrazo, una mirada, unas palabras, le transmite a su hijo que lo quiere y que cree en él, enseguida se dirige a lo que él ESTA HACIENDO lo anima en sus esfuerzos.
  • Conozca y establezca la diferencia entre “dar ánimo” y “elogiar”.
    El elogio proyecta una imagen perfecta pero falsa de la persona. Hay que evitar emitir elogios para que el niño no cree una imagen errónea y sobrevalorada de si mismo. El elogio va dirigido a la persona, al ser y no da información correcta. El dar ánimo va dirigido a lo que el niño hace y le da información correcta al niño.
    Es importante también animar al niño cuando no lo espera. Sorpréndalo con palabras de aliento que le den información clara y verdadera de cómo está llevando a cabo una tarea o acerca de sus esfuerzos.
    Aunque el niño no está progresando como Ud. quisiera, sin duda habrá progresado algo. Dígale como está mejorando. Dele información específica. Esta información va a ser muy útil para el niño y para Ud.
    Hay niños que lo quieren hacer todo a la perfección y muchas veces no hacen el intento por el miedo al fracaso. A estos niños habrá que invitarlos a emprender una actividad con el adulto y una vez que esten haciendo la actividad juntos el adulto o padre le puede hablar de sus propias equivocaciones y como el equivocarse no es fracasar.
    A todos nos hace un gran bien el saber que nos necesitan y que somos útiles. Dígale a su hijo como puede ayudar, en qué lo necesitan. Hay que darle la oportunidad al niño para ser útil.

La autoestima depende mucho de la educación

Para que el niño confíe en si mismo, es fundamental elogiar al niño, estimularlo cuando algo le salga bien, y cuando no lo hace correctamente, explicarle que hoy no lo consiguió pero si sigue trabajando, mañana le saldrá mejor.

Invente cuentos e historietas que tengan como protagonistas a niños o animales con pequeños defectos y que se saben sobreponer a las dificultades con valor. Por ejemplo:

“El Camellito enano”

Hace mucho tiempo, en un rincón de una finca, nació un camellito gris como el humo y tan pequeño que parecía un camellito de juguete. Los pájaros que vivían por allí cerca enseguida se alborotaron con la noticia. Todos vinieron volando para contemplarlo de cerca.

– ¡Pero qué cosa más mona! ¡Es preciosa esa criatura! trinó un pajarito..

– Mi niño se llamará Pirulí dijo su mamá.

La infancia del camellito fue muy feliz.

Bebiendo en el arroyuelo, mirando salir el sol, galopando a su gusto, por el prado cubierto de clavellinas, era muy feliz el camellito.

Pasaron tres años. Todos los demás camellitos habían crecido y eran camellos grandes; pero Pirulí no; él seguía del mismo tamaño, pero sabía marchar muy bien, pararse en dos patas, y hasta había aprendido a saludar, doblando una rodilla o inclinando la cabeza.

Pero algo muy malo le sucedió una vez. Resulta que Pirulí se acercó a una fuente donde estaban dos hombres, y oyó que uno de ellos decía señalándolo:

– Este camello tan chiquitico no puede cargar bultos, ni pasar por el desierto, ni llevar un jinete. No sirve para nada.

El camellito se apartó de allí muy triste. Caminaba lentamente y se alejó de la fuente, dirigiéndose a la laguna donde se contempló largo rato, afligido. “No valgo nada, se dijo, soy un camello de trapo”. Y lloró largamente.

Y en eso apareció su mamá, que le dijo asustada:”¿Por qué lloras Pirulí?”

Pirulí le contó a su madre lo que había oído. Su mamá, compadecida al ver la pena de su querido hijito, le dijo dulcemente: – – – Si eres distinto a los demás camellos, eso no significa que valgas menos. Además, cargar bultos no es lo único que puede hacerse en la vida.

Secándose las lágrimas, Pirulí aseguró con desconsuelo: “Pero, mamá, es que se burlan de mí. Y no me gusta que se burlen.

– Pues márchate y reclama tu lugar en otra parte. El mundo es ancho para los que confían en sus posibilidades, tú eres pequeño pero sabes hacer muchas cosas que otros camellos no saben hacer.

Al amanecer de la mañana siguiente Pirulí se marchaba seguro de que encontraría su felicidad, pues él era un camellito muy inteligente.

– Adiós, mamita.

– Adiós Pirulí, ¡suerte!, tú sabes que puedes triunfar si te esfuerzas en conseguirlo.

Pasó un año, pasaron dos. Casi nadie se acordaba del camellito enano. Solamente su mamá no lo olvidaba, cuando llegó…¡EL CIRCO AL PUEBLO! Y todos fueron a verlo.

– Respetable público: ¡tenemos mucho gusto en presentar al gran Piccolino! ¡El camello más inteligente del mundo!

Allí estaba entre aplausos Piccolino! ¡El gran Piccolino! Que era gris como el humo y unos ojos grandes y brillantes. Llevaba bridas de tisú de oro, penacho de plumas sobre la frente, y un sillín bordado en hilos de plata, y era chiquitico, ¡pero tan chiquitito, y marchaba muy bien y sabía saludar inclinándose y bailar en dos patas…y se veía tan seguro de sí mismo! Piccolino era el camellito enano!

Pregúntele después al niño:

  • ¿Crees que el camellito consiguió hacer algo bueno porque tenía confianza en sí mismo?
  • ¿Qué habría pasado si el camellito hubiera hecho caso a los dos hombres que decían que no servía para nada?
  • ¿Cuándo quieres hacer algo que te resulta muy difícil, prefieres no hacerlo? ¿Por qué?
  • ¿No haces las cosas que puedan salir mal?
  • ¿Te sientes seguro cuando vas a hacer algo?

Invita al niño a que hable del camellito enano, sus cualidades, y cómo supo mantener la confianza en sí mismo, a pesar de sus limitaciones físicas.

La confianza es una poderosa energía. Se apoya en la firme esperanza de “yo podré” y proporciona seguridad, optimismo, bienestar, alegría. La confianza nos hace más fuertes, más libres y también mejores. Por el contrario, el recelo lleva al temor, al malestar, a la insatisfacción. La duda, la inquietud, nos reprime, no nos deja actuar, dificulta que tomemos iniciativas, nos paraliza, sufrimos. Según cuenta don Juan Carlos Zubieta Irún del Taller De Sociología De La Universidad De Cantabria.

El indefenso recién nacido enseguida experimenta que necesita de los otros, de los adultos. De ellos espera todo. Si le dan calor, si le cubren sus necesidades básicas y afectivas, y si le enseñan apoyándolo, el niño crecerá con confianza en sí mismo y en los demás. Por el contrario, los niños que son reprimidos y castigados de forma arbitraria, aquellos que no sienten el afecto, suelen convertirse en adultos inseguros y recelosos (esta evolución también se observa en muchas especies animales: el perro que ha sido maltratado se comporta de forma huidiza y enseguida enseña los dientes). Si a una persona se le repiten mensajes como: «no sirves», «lo has hecho mal», «eres torpe», «eres malo», «eres un pecador» se acabará con su autoestima y verá a los demás como fuente de insatisfacción. Claro que tampoco es bueno el extremo opuesto: no es bueno decir que todo es de color de rosa, ya que todos nos equivocamos y el mundo también es duro y existe el dolor, la maldad y la injusticia. La personalidad equilibrada, el individuo seguro de sí mismo y básicamente adaptado al entorno, se forma cuando es socializado mostrando que la realidad es compleja, que es fuente de satisfacciones y de sufrimientos, y que los seres humanos podemos ser capaces de comportamientos solidarios y egoístas, del bien y del mal.

Cuando el niño intenta sus primeros pasos escuchará de su padre y de su madre palabras de ánimo, de seguridad; expresiones que le transmiten confianza: «no tengas miedo, aquí estoy yo”, “adelante, vas bien», «así se hace, estupendo», «no te preocupes, confía en mí». Y, entonces, estimulado y con una sonrisa, comenzará a caminar y verá que al final, en el extremo, se encuentran los brazos abiertos y protectores de sus padres. Poco a poco, paso a paso, pedalada tras pedalada, confiando en los otros y comprobando que la fe que se deposita no es defraudada, nos vamos convirtiendo en individuos que podemos relacionarnos, en adultos que sabemos vivir en comunidad.

Nuestra biografía nos condiciona. Las experiencias anteriores hacen que estemos confiados o que, por el contrario, seamos recelosos. Cuando iniciamos una relación interpersonal no partimos de cero, el pasado nos influye. El que ha sido engañado anteriormente se acercará al otro con temor, quien ha vivido la honestidad establecerá relaciones más generosas. También es posible que el defraudado reaccione siendo especialmente cuidadoso y exigiendo, a los demás y a sí mismo, un comportamiento impecable. En cualquier caso, la secuencia del encuentro con el otro es siempre la misma: al inicio nuestras defensas están puestas, hablamos de lo intrascendente, de lo admitido por todos; tomamos precauciones y apenas mostramos cómo somos, cuáles son nuestros problemas y qué sentimos; nos movemos en un plano superficial. En un segundo momento, si nuestras expectativas se van cumpliendo, empezamos a bajar nuestras barreras y mostramos más de nosotros, damos paso a comunicar nuestra intimidad. La confianza se gana y se pierde; mejor dicho, se gana poco a poco y se pierde con rapidez, y cuando se ha roto es difícil de reestablecer.

Bibliografía

  • Usted, Su Niño, y la Resolución de Problemas, EC 1451-S, por Sue Doescher y Linda Burt (Universidad del Estado de Oregón)

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